El vendedor de cuentos - EL EQUILIBRISTA I

—¿Cómo te llamas?
—Me llamo Xavi.
—¿Cómo se escribe?
—Equis, a, uve, i latina. ¿Puedo elegir de qué quiero que vaya el cuento?
—No. Amigo Xavi, para eso hay que pagar mucho dinero.
—¿Cuánto?
—Tanto como para convertirlo en un trabajo de prestigio. Como ves soy un poco extremista, o vendo cuentos en la calle por la voluntad y escribo lo que quiero, o soy un prestigioso escritor de cuentos por encargo. No tengo término medio.
—¿Y si no me gusta el cuento que me escribes?
—Si no te gusta te aguantas, o lo cambias. Igual que haces contigo mismo. ¿A qué te dedicas?
—¿Qué?
—Te iré preguntando cosas de ti mientras escribo. ¿A qué te dedicas?
—Tengo una compañía de teatro con otro socio. Hacemos...
A su lado una jovencita muy guapa sonreía y observaba todo con ávido interés. Los folios en blanco, la máquina de escribir, los carteles 'cuentos al minuto', 'precio: la voluntad', 'ocupado'.

"Ésta es la curiosa historia de un equilibrista, El Equilibrista Constante, que no es un equilibrista común, ni una persona corriente. No hace equilibrios sobre cualquier cosa, no le gusta el público que habitualmente visita el circo, y tiene miedo –aunque todavía no lo sabe– a las alturas."

—Hacemos pasacalles, animaciones, otras cosas para niños...
—¿Qué sueles hacer los domingos por la mañana?
La pareja miraba las manos que escribían. Él miraba la derecha, ella miraba la izquierda. Sus miradas se cruzaban. El escritor escribía.

"Desde pequeño la cuerda floja le llamó la atención. Sus padres eran artistas de circo. El padre era el jefe de pista, y la madre bailarina, partenaire del domador y del mago, y equilibrista en el trapecio, que era lo que mejor se le daba."

—Dormir toda la mañana.
—¿Sólo dormir?
—Bueno... estar en la cama.
—¿Con ella?
La guapa jovencita que no se separaba del artista se sonrojó por la atrevida alusión.
—Generalmente.
Bromeó Xavi. La jovencita se puso más roja y le atizó con fuerza en el brazo, luego sonrió más, se sonrojó más. Tímida y consciente de su color se dio media vuelta, mirando al estanque, y se quejó.
—Que tonto.

"Aprendió a hacerlo todo sobre la cuerda floja. Aparte de ensayar los típicos trucos como sostenerse sobre un sólo pie, saltar, o hacer el pino e ir el bici, se le podía ver también almorzando, lavándose los dientes, haciendo los deberes, incluso durmiendo, todo sobre la cuerda floja. Escondiéndose de su madre aprendió a ir también sobre los cables entre los edificios, así se movía por doquier."

—¿No te gusta levantarte temprano?
—Depende de lo que te parezca temprano.
—Claro. Son los demás los que están equivocados. La gente no entiende que despertar demasiado pronto no es sano.
Xavi río el comentario y siguió bromeando.
—Si hay que ir se va, pero ir pa ná...

"Se acostumbró pronto a estar siempre en la cuerda floja y sin darse cuenta ha gestado una curiosa aversión al suelo firme. Se siente inseguro. En la cuerda floja hay siempre un desequilibrio permanente contra el que luchar. Todo es más sencillo, sólo la cuerda y tú. En suelo firme los peligros son variopintos e imprevisibles, y las personas difíciles de tratar. No es que no le gusten las personas, pero es mucho más fácil desde arriba; las personas admiran todo lo que haces por la dificultad de tu situación. Allá abajo eres juzgado sin piedad constantemente."

—¿Cuánto falta?
Preguntó la chica, que había estado entretenida con los patos del estanque, más por curiosidad que como queja infantil.
—Alicia...
Protestó Xavi. Como un adulto a un niño.
—¿Qué? Ahí pone cuentos al minuto, y ya llevamos un cuarto de hora.
Dijo ella, satisfecha de tener toda la razón del mundo. Como una niña.
—Puedo añadir ahora con mi lápiz "continuará" justo al final de la hoja, y otro día que amanezca el tiempo más flexible, seguimos con lo nuestro. Como el viento, que unas veces sopla más y otras menos, el tiempo es ora más duro y otrora más blando.
—Vale. Pasaremos otro día.

"Ahora está confundido. Ha conocido a una chica que vive con los pies sobre la tierra, que le quiere mucho, y que le quiere más, más cerca del suelo.

Continuará"

—Gracias.
—Hasta pronto.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ésta tarde estaba paseando por el parque, de repente he visto a un señor con una pinta un poco rara con una máquina de escribir, sentado en un banco con tres carteles, uno que ponía "cuentos al minuto","la voluntad" y "ocupado". Nosé, me he acercado y me ha hecho gracia porque tengo un amigo que escribió algo sobre el tema en algún momento. ¿sabes lo que he hecho?estaba agobiada de ésta realidad, de éste día tan cansado y estresante y me he acercado para que me escriba un cuento...Hola, me llamo Sheila.
-¿Como se deletrea?
- Ese, hache, e, i, ele, a.....

Liberto Brau dijo...

Liberto Brau, del clan literario de Pau Llanes (Arterapia Sentimental), les anuncia e invita a la inauguración de su blog “Amanece púrpura”. Se trata de una novela en proceso que el autor irá publicando capítulo a capítulo, semanalmente, si se cumplen sus expectativas tanto de lectores como de apoyos en sus comentarios. Para ello recomienda leer entre otros textos de introducción el “Acuerdo del autor con sus lectores”. Ojalá la lectura de este primer capítulo de “Amanece púrpura” les agrade lo suficiente como para motivar sus palabras y comentarios, sostener la espera de nuevas entregas mientras tanto y formar parte de su lista de blogs favoritos. Gracias por su atención y curiosidad, por su lectura, por sus palabras… Y disculpen esta entrada así de sopetón en sus casas; no quiero que crean que lo utilizo como un tablón de anuncios… Me tomé la libertad de hacerlo por la confianza y hasta cierto punto complicidad que me da habernos leído algún día (aun anónimos y silenciosos) y por la oportunidad que nos brindó Arterapia Sentimental para encontrarnos alguna vez en nuestra dispar vida de bloggers… Liberto Brau