0 comentarios

DESCOMPASADOS (MI DIBUJO SOY TÚ)

Si sólo escuchas el eco de lo que te digo. Si me haces caso cuando ya no estoy. Me parece raro que los dos sepamos lo que es el compás.

Escucho lo que dices con retraso. El eco de tus cosas.
Me estoy haciendo a la idea de que me quieres como algo más, mientras me cuentas que ya te has hecho a la idea de que lo nuestro sea fugaz.
Te digo que no vamos a ninguna parte, pero tú escuchas que podría marcharme con la idea de tener algo importante. Contigo. Una razón para volver. Pero ya no es así.
Cuando estoy pensando en nosotros, tú estás pensando sólo en ti. Cuando pienso sólo en mí, tú estás pensando en nosotros.
Me dices que pensabas en nosotros en verano, que te encantaría que viviésemos algún viaje juntos.
No. No escucho.
Hablo pero no escuchas.
No creo que hagamos un buen equipo para viajar a ninguna parte.
Me llega el eco de tu voz diciendo que no tienes tiempo este verano. Pronto mi eco te hará decir que ya no quieres ir conmigo a ninguna parte. Yo te responderé. Estaré escuchando todavía que quieres viajar conmigo a donde sea.
Escucharé el eco de tu voz diciendo que me quieres, que te gusta como pienso y como busco quien soy y lo que quiero. Tú escucharás el eco de mi voz: dice que lo hacemos de puta madre, que no sé lo que quiero pero que no creo que pueda funcionar, que lo nuestro no podrá ser, que lo siento amor, que no quiero hacerte daño.

Necesito que hagas ese dibujo y me lo regales. Esos no se parecen a nosotros, pero yo sé que somos tú y yo. En el dibujo estamos bien. Somos la pareja perfecta. Llevamos una grabadora cada uno, incrustada bajo el esternón. Va con cintas de cassette que reciclamos, porque sabes que a mí me gusta mucho reciclar. Somos esa pareja perfecta que tú quisiste que fuéramos. Estamos desnudos como a ti te gusta. En el dibujo vamos siempre acompasados. Aunque a veces las cintas se enrollen y tengamos que esperar, sobre todo a ti, para que lo arregles.

Me gustará mirar ese dibujo cuando ya no estés a mi lado. Recordaré como me mirabas. Recordaré como te imaginabas que podía ser yo. Nuestras conversaciones y los besos. Querré que me acaricies otra vez. Hacerlo una vez más. Sin que ocurra nada. Pero no sabré ni dónde estás. Porque no sabré ni dónde estoy. Me habré perdido una vez más. Quizá no tenga ni el dibujo, quizá me quede el recuerdo, con los colores apagados. Turbio por el humo que entra y sale de mí. Puedo intentar masturbarme pero sé que no va a funcionar.
Imaginaré cómo estás. Seguro que sonríes, hablando con la gente y hasta arriba de proyectos que te llaman la atención. Tan entretenido que no piensas en mí. Por eso no te llamo ni te escribo. Ni te recuerdo que existo. Sólo alguna vez paso cerca de tu mundo virtual. Quizá te acerques y me digas que me quieres, que me quieres visitar, y hablar y que te cuente lo que hago... Pero no hago nada y me deprime hablar contigo sobre mí. Ya no quiero escucharte. Tú sigues hablando. Me voy a despedir bruscamente otra vez. Me quedaré mirando tu dibujo.

Sé que tú me imaginas con alguien. Sé que tú me imaginas feliz, pensando poco en mí y mucho en todos los demás. Me imaginas en París, en Grenoble o en Dublín. Sé que tú me imaginas feliz, con un chico mejor que tú. Peleando con la vida. Discutiendo con la gente. Acariciando compasiva la mediocridad. Enamorada del mundo. Pero yo no sé si quiero que me imagines así. No quiero que me imagines. Tan sólo dibújame, y mándame tus dibujos cada mes.