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VIVIR EN LA LUNA

Es un estar allá arriba, casi en el cielo, sobre una avenida con palmeras. A veces lo hago; escribir por escribir. Vivir en la luna. Estar tan quieto como el color gris, que tiene algo de viejo, algo de silencioso y de muerto (más de viejo que de muerto). Como en un cielo azul, pero es la luna. Terraza acristalada, balcón al bullicio de la tierra. La vida a vista de pájaro, o de gárgola. Quién sabe. ¿En la luna no hay espejos? No hay espejos.

Ahora estaría bien que me dijeséis que no hay espejos porque hacen falta semejantes para que uno se refleje. Decidme algo parecido, que diga que las personas somos espejos para las personas. Que uno no se ve a si mismo si está sólo como la una y es más fácil sentirse especial. Decídmelo cabrones. Decídmelo si lo sabéis. Esas cosas que no me contáis... siempre me parecen tan importantes...


Esta noche es la noche de San Juan; mi abuela ponía agua en botellas, bidones y garrafas "a la serena", bajo el cielo, que le de la luz de la luna, toda la noche, y se lavaba la cara antes de que saliera el sol, que la mejoraba por dentro decía. Luego nos echábamos unos tragos de agua de San Juan, como si fuera un licor muy preciado que sólo se bebe una vez al año.


Tindria que haver-ho escrit en valencià, eh uela? jejejee...


els secrets de les fades catalanes i l'esperit del foc a la llum de la lluna de sant joan (fusilada de aguasturquesas.blogspot.com)


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LOS CARACOLES



Dos caracoles un día
tuvieron fuerte quimera
sobre quién mayor carrera
en menos tiempo daría.
Una rana les decía:
—Yo he llegado a sospechar
que sois ambos a la par
algo duros de mover;
antes de echar a correr,
mirad si podéis andar.

(Fábula de Juan Eugenio Hartzenbush)